Sin lugar a dudas, lo mejor del juego es su argumento, que nos lleva a un futuro donde se han empezado a utilizar mejoras biomecánicas en los seres humanos. Estos experimentos han causado mucha polémica en la población mundial, generando una división en la opinión pública.
El protagonista del juego es Adam Jensen, un efectivo de seguridad de Industrias Sarif, compañía líder especializada en estas mejoras. Tras un ataque a las instalaciones, Jensen queda gravemente herido, por lo cual deciden aplicarle las mejoras biomecánicas para salvarle la vida.
Inicialmente, nuestra investigación se realizará en Detroit, pero, luego, el argumento nos llevará por diversas ciudades del orbe, a fin de encontrar a la verdad detrás del ataque a las instalaciones de Industrias Sarif.
Como pueden ver, la historia es atractiva, convirtiéndose en la base de un juego que me demandó más de 30 horas (y eso que rechacé varias misiones secundarias). Si llegué al final fue con el único propósito de conocer el desenlace. Punto a favor para los chicos de Eidos Montreal.
Estamos frente a un título complejo, profundo, que debe ser abordado con bastante paciencia. No es un shooter para entrar y matar a todos a lo Rambo. Acá debe primar el análisis a fin de afrontar una situación de la mejor manera.
De hecho, hay varias maneras de afrontar una misión, dependiendo de nosotros el camino a seguir. Lo que sí recomiendo es ser muy meticuloso en cuando a la investigación. Encontrar archivos secretos, desbloquear computadoras o entrar a lugares aparentemente inaccesibles nos otorgará experiencia, la cual podremos ‘canjear’ por mejoras.
Y es que las mejoras nos permitirás abordar las misiones de distintas maneras. Un ejemplo de eso ocurre casi al inicio del juego. Debía infiltrarme en un lugar custodiado por unos pandilleros: los enfrentaba desencadenando una balacera o me infiltraba en su guarida.
Así, descubrí que un camino a seguir era saltando desde un edificio aledaño, pero me parecía imposible. Empero, entre las mejoras, hay una que amplía nuestra fuerza de piernas, permitiéndonos dar saltos más extensos. Al final me enfrenté a los pandilleros, pero creo que infiltrándome por el techo me hubiera ahorrado mucho más tiempo.
Como ven, hay libertad de acciones, siempre y cuando tengamos las mejoras necesarias. Con el paso de las horas, ya cada uno habrá encontrado la mejor manera de abordar las misiones, ya sea infiltrándose o buscando enfrentamientos.
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